El amor es como la guerra. Es Fácil empezar, difícil parar

   Acaso caminar con una enorme sonrisa pintada en los labios, cantar y bailar en las veredas de paso para el trabajo es un pecado? no, definitivamente no, eso no esta escrito en la biblia...Pero todo el mundo dirigió su mirada a mi espectáculo y me sentí como si estuviera desnuda frente a un gran escenario, con mis orejas ardiendo, señal de que ni el tomate puede superar mi sonrojo, agache la cabeza avergonzada y con la estúpida sonrisa que estoy segura ni el diablo me la podía quitar en este momento, continué las siguientes cuadras con mi alegre caminata, cada vez mas cerca de mi objetivo, pero hoy estaba de humor por lo que decidí pasar por un delicioso café, el día seguía igual de gris y con cierto fresco lo que hacia que mi café me pareciera aun mas apetitoso. Al ingresar a mi cafetería favorita, no es que conozca muchas pero esta es la que se encuentra mas cerca de mi departamento como del edificio en que trabajo, la campanilla sonó dando el previo aviso de que alguien había ingresado...

-Que vas a escoger?
-Aun, no lo se, todo se ve delicioso!-escuche a una pareja acaramelada estar discutiendo sobre lo que escogían...
-Pa!yo quiero el de chocolate!-el padre embobado con su pequeño, se aparto sutilmente de la rubia con que estaba abrazado y tomo en brazos a el niño...carajo!, el padre, no solo es un padre que sostenía a su hijo, tampoco se puede decir que es un desconocido, acabo de pasar la noche con el maldito!y ahora con que tiene una amante, o, rayos! yo soy su amante! y ni siquiera lo sabia!! hasta esta noche me prometió un futuro juntos y entre jadeos juraba que me amaba...

-Maldito, perro!-sentí un nudo tremendo en el estomago, ganas de vomitar del asco que me daba, vergüenza,
rabia, y por sobre todo dolida y engañada...tantas emociones que ni siquiera me moleste en tener cuidado para que el no me escuchara. Es mas, quería estar gritándole sus verdades, dándole cachetadas y crearle todo el daño posible, pero como acción divina los pequeños ojos del niño se encontraron con los míos. El niño me escucho, él me escucho!

Por su rostro paso la curiosidad, la sorpresa, la culpabilidad y ¿dolor?, no, solo alguien que ama, puede sentir dolor y el nunca me amo, solo me engaño y me utilizo, dando grandes zancadas para atrás, como todavía no pudiendo creer lo que veía, tropezando con pequeñas multitudes me salí corriendo del local. Tras mio pude escuchar sus pasos  desesperados seguirme...

-Sara!!!!